lunes, 2 de diciembre de 2013

Poesía de Poetas


Festival de Poesía
Alma Concepción
Ilustraciones Juan Tardivo
Editorial Dinamo Poético
2013

Ayer a la mañana me encontré con Cuqui, en las puertas del Museo Caraffa, me trajo su último libro “Festival de Poesía”, firmado por su homónimo Alma Concepción e ilustrado por Juan Tardivo, y un sobre con dibujos hechos por ella, para regalarme. Los dibujos eran ligeros trazos de algunas escenas en mi casa, registros instantáneos de una tarde con Cuqui, Valentino (aún bebé) y yo. 
Más tarde, mientras leía el libro recordaba esas imágenes, los cuerpos distribuidos en toda la hoja, los perfiles captados; yo cambiando pañales, tomando mate o Claudia sumándose a la jornada. Probablemente, existe una idea común en ambos proyectos de la poeta dibujante: captar lo efímero del acontecimiento, sólo reconocido por su mirada, en el momento preciso de la epifanía cotidiana.  
Festival de Poesía fue escrito en el transcurso de su estadía en el Festival de Poesía de Rosario del año 2012. La escritura de Alma Concepción funciona como un trazo espontáneo que se detiene en los instantes y lugares donde ella señala, registrando de la realidad toda la información posible. Así, las palabras reviven diálogos y escenas de una actividad donde los poetas, (excepto nuestra autora), suspenden momentáneamente la escritura para abocarse a la lectura y a la escucha.
El libro avanza alegremente, desde el arribo al hotel hasta la fiesta de despedida. Uno a uno los poemas de Festival de Poesía atraviesan el evento, deteniéndose en gestos mínimos y dislocados, en la historia de la poesía personal de la autora, en sus inicios y también en sus obsesiones. Los poetas invitados, con sus llamativas particularidades, forman parte del acontecimiento y cada uno de ellos inspira un perfil:

Diana Bellessi: liera, indomable. Muy bien.
Marilyn Contardi: como ausente
Roberto Echevarren: el más elegante. El Karl Lagerfeld de la poesía.
Samira Negrouche: la confundieron conmigo

Alma Concepción a su vez pareciera aceptar que todo el festival es una gran perfomance y que, el sólo hecho de estar allí presente, es una obscena redundancia del acto perfomático. Para visualizarlo verdaderamente hay que escribirlo como lo hizo ella y luego sacarlo de ese contexto originario; poetizar el viaje a Rosario con el río Paraná marcando el ritmo, historizar cada gesto de los poetas reconocidos o quizás convertirlo en material de estudio de alguna cátedra de poesía argentina contemporánea. Como sea, devolverlo al flujo de las cosas, en sus diferentes maneras de existir como literatura cada vez más viva. 
Un libro como el de Alma Concepción ofrece esa mirada sobre los poetas en acción: la clásica tos de la mesa de lectura, interrumpiendo el flujo continuo de la voz del poema, los diálogos inentendibles entre extranjeros que intentan conversar o el carisma de las estrellas del festival que captan toda la atención.
Hay poemas muy especiales como el que le dedica a un poeta porteño:

Juan Desiderio
El poeta rocker zen
El poeta rocker calígrafico zen
Asombró con una sonrisa más grande
Que su escueto cuerpo
Leyó poquito
Sorprendiendo a la audiencia
Lo aplaudieron con ganas
Y sonrió mucho más
La sonrisa más grande del festival

Por momentos Festival de Poesía me recuerda a La Purga, un desopilante libro de Juan Filloy donde un perverso tirano organiza un Congreso Internacional de Pintura, para aniquilar a todos los representantes modernos y poder retomar la tradición renacentista. La similitud aparece en esa sensación ilusoria de un mundo que se rige por reglas propias, donde conviven artistas disímiles ensimismados en sus creaciones, autónomos  del mundo del trabajo. La diferencia, entre un libro y otro, aparece al comprobar que  la autora de Festival de Poesía tiene una visión más luminosa y optimista, de los artistas de su tiempo.
Alma Concepción se deja llevar por la escritura fuera del festival, arrastrada por su propia liviandad, prácticamente, se deshace de la poesía. Quizás porque el último y más íntimo de todos sus homónimos: Cuqui, pertenece a una región dual donde artes visuales y literatura conviven. De esta manera, se relaciona con otros artistas argentinos de su generación como Fernanda Laguna escritora y artista, co-fundadora de Belleza y Felicidad:

Cuando iba a la fiesta final
tenía miedo de algún robo o algo
por algunas calles oscuras
a la vuelta nada
como la vez que conocí a Fernanda Laguna
me enojé con una galerista, me fui dando un portazo
y caminé por un parque, de noche, en el que jamás iría en ese horario
no tenía miedo
los asesinos y los ladrones me habrían temido a mí y lo digo de verdad.

La visión plástica de Alma Concepción es la escritura y su escritura se abre paso rasgando con furia un grito que no atiende ninguna forma. Festival de Poesía brilla como una anomalía celeste, en el parpadeo agitado de un poeta en un bar de Rosario, que lee sólo al final de todas las mesas, casi borracho y a oscuras, tratando siempre de ser oído, aunque ningún poema nos resuena ahora.   

Mariana Robles
Córdoba - 2013