sábado, 29 de octubre de 2016

La sonata del sarcasmo: entre la piel y lo siniestro

Morir
 Es un arte, como cualquier otra cosa.
Sylvia Plath

Las cadenas lógicas, el entramado de enunciados que llevan de una idea a la otra y que, finalmente, construyen una verdad, no siempre conspiran en el lenguaje. Esta concatenación de sentidos, sucesiones enlazadas de adiestramientos y compartimientos suponen, muchas veces, una construcción sólida de lo que creemos racional o natural. Un pequeño error, una fisura en la secuencia de causas y efectos y la realidad se derrumba. Esas sombras indefinidas que no encuentran una palabra o un objeto descienden y acechan. ¿Qué significa adecuar la propia piel, la sangre, los ojos a una atiborrada tempestad de signos?
Las cosas, lo que nos rodea instalando en el paisaje de lo cotidiano, actúa como espejo, nuestra mente se dispone a emanciparse simulando un orden que sólo anticipa el caos. La misma materia opera en la fibra de los objetos: lo pequeño contiene lo inmenso, uniendo el principio con el fin, el nacimiento con la muerte.
El juego, esa organización primitiva del mundo que los niños perpetúan es, en algún sentido, la única escapatoria para la avalancha del destino. En ese espacio de leyes propias donde se subvierten todas las reglas de lo real, cobran dimensión propia nuevas y lúdicas interpretaciones de la tragedia y la comedia, lo que implica estar vivo.
Cierta violencia se ejerce en las acciones  de unir, abrir, combinar, encontrar y pegar pero también esa relativa dinámica propiciada por las diversas  combinatorias relajan lo siniestro hasta el grado inefable de la risa. La morfología de un objeto es como las cadenas lógicas de verdades anudadas, condensan algo que fácilmente puede deshacerse y así causar una risa contagiosa  hasta las lágrimas o unas lágrimas simpáticas hasta lo irrisorio.

Afuera, el viento desordena todas las texturas del aire, las visiones de las cosas pueden ser socavadas por la fuerza de lo informe. La tristeza del teatro amorfo apresura las novedades de un paraíso imaginario: lo que las cosas son se multiplica en proyección y en las imágenes de todos los espejos.  


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