miércoles, 25 de septiembre de 2019

Geologías de urdimbres





I.El lenguaje en la joya
¿No presenta cada comarca de su naturaleza
una flora, nacida de las manos
del hombre, un alhajero completo?
Stéphane Mallarmé


Sumergir es una serie de joyas de Constanza Nolé que se inscribe en el campo de la joyería contemporánea, dicho lugar de referencia se debe a que los objetos presentados exceden el sentido mercantil de la joya y al mismo tiempo abren una variedad infinita de cuestionamientos conceptuales. La amplitud de coordenadas implícitas en esas pequeñas producciones rebosa de preguntas, formulas y poéticas capaces de encriptarse en su carnalidad, en la materia de la joya. Lo que vemos y también, en diferentes ocasiones, adosamos o incorporamos a nuestro cuerpo como parte de él no es un accesorio, es un mundo. Un artefacto propenso a cuestionar los límites, a preguntarse por el sentido de lo artificial y lo natural, intercambiando constantemente esos lugares dados. Ese objeto que, en principio, se despliega maravilloso guarda en su interior un lenguaje, una serie de complejidades estéticas y sensibles que hablan no sólo de la joya como entramado estético sino del joyero como portador de un sentido. El joyero habla en la joya del único modo en el que puede hablar, en los trazos de sus diseños, en el desarrollo de un proyecto, en el vaivén de los materiales involucrados. En este caso, la joyera se dice a sí misma en ese reducto de lo visible, acecha en una porción de sí misma similar a los sueños o al recuerdo. Así, es como el campo de la joyería contemporánea no es el receptor de productos, es el terreno de voces fantasmagóricas, cuerpos abiertos, ancestros enraizados, espejismos, paisajes nocturnos, pliegues de tiempo o deseos lúdicos. Nolé indaga en esos mapas profusos de lo extraño y de lo bello, cristalizando un proceso riguroso de sedimentación, donde la información fluctúa entre la perfección técnica y los misterios de la memoria, entre el sólido constructivismo y la frágil condición del tiempo. Su lenguaje, lo que ella tiene para decirnos, requiere una atención minuciosa, una escucha entre destellos, adorando esos pequeños monumentos que nos sumergen.

II.Un mapa de gemas
Solamente admito sobre la mesa
el croquis de un tesoro
Jorge Leonidas Escudero

Primero Nolé teje una estructura de hilos, una arquitectura delicada, una flor donde las nervaduras son geométricas y perfectas. Los colores son rosa, amarillo, celeste una gama de tonos pásteles propios de ciertos hilos de bordar, de cierta textura que remite a la cálida maniobra de una mano y una aguja. Ese tejido es visible e invisible al mismo tiempo porque muestra y esconde una forma originaria, un trazado desde donde todo nace. Como dijimos, Nolé primero teje y luego en un acto constructivo y meditado cubre con resina ese diseño, ese dibujo con hebras en el espacio. El resultado de dicho proceso es un objeto simétrico y preciso, resistente como una piedra. La resina es transparente, pero con un trasluz opaco propio de su consistencia acuosa y química. La sustancia líquida también modifica levemente los colores y significativamente la trama del hilo, para el espectador o el portador de la joya es imperceptible, pero en el interior de ese cubículo cerrado ocurren cosas, murmullos alquímicos. Nolé, luego vuelve a intervenir el resultado, ese que podríamos comparar con una gema enorme y magnifica, cortándola en diferentes facetas. Cada fragmento de la gran gema, cada retoño geométrico, guarda una parte del dibujo inicial que después, la joyera, dispersará en cada parte que conforma el proyecto Sumergir. Nolé recorta, cala, lija, pule con sus manos dando forma a una preciosa morfología, esa que habita cada joya. Otras gemas de resina, de la misma serie, tienen color, oleo disuelto como un corazón de humo, como una sombra de remolino que tiñe en hondonadas la materia resistente y fuerte. Esas incipientes piedras, minerales que encriptan un pasado, la época del pequeño tejido, la burbuja del color, un tiempo otro, son engarzados en estructuras de plata, en imponentes broches. Cada pieza de Sumergir ostenta una combinación o variedad de la gema, la estructura de plata contiene y modela ese nuevo juego de apariencias. Sumergir de Nolé es todo ese proceso, pero también es el resultado abierto, esas figuras de encastre como los móviles de un juego infantil, sofisticado y exquisito, inclusive desconcertante. Llevarlos en el cuerpo equivale a portar un mapa, un mapa de hilos dibujando en el aire lo primigenio.


III. Memoria en la joya
Los fenómenos geológicos son,
ante todo, función del tiempo.
Meléndez- Fuster

Sumegir es una compleja trama de diseño y materialidad que otorga sentido a una serie de broches realizados por Constanza Nolé. La estructura de las piezas es de plata y una gema de resina con hilos o figuras de oleo en su interior constituye su corazón rebosante. La apariencia de esas gemas, el modo en que aparecen a la vista y se posan en la pieza, recuerda a un fósil, un mineral o una piedra preciosa. La joyera invoca una experiencia de su infancia para explicar una coincidencia no buscada pero que surge en las piezas como un importante componente visual: su padre era geólogo. Entre la labor del padre geólogo y las creaciones de la hija joyera se establece una conexión, un dialogo material y poético, una indagación cognitiva que excede el procedimiento científico, por un lado, y el técnico, por otro. El encuentro en la producción de gemas entre la geología y la joya nos recuerda un mundo ancestral, capas subterráneas de antiguas eras, épocas ocultas y antiguas donde la experiencia resuena como un eco singular.  Es extraño, pero cuando visitamos un museo de paleontología, por ejemplo, y vemos huesos rescatados de millones de años, esqueletos de dinosaurios, inclusive más acá en el tiempo momias, restos óseos humanos y los comparamos con sus copias museográficas advertimos que hay algo imposible de reproducir, eso es la persistencia de la vida en todo fósil. En este sentido, Nolé se acerca a su padre geólogo, en el resguardo de lo que vive, en el descubrimiento de los latidos escondidos en la materia inerte, en piedras tectónicas, en fósiles marchitos y en codiciados minerales que aún logran vibrar. La joya es un vehículo, un médium, de esa memoria de la infancia hacía el universo paterno, a sus reductos de paisajes exóticos representados por los restos de memoria terráquea, oculta y fantástica. Los minerales, las piedras preciosas y otras formaciones de la corteza rocosa o eruptiva son parte del imaginario de Nolé, un núcleo de irradiación que sigue resurgiendo en cada una de las piezas de la serie Sumergir. Las gemas preciosas de resina posibilitan esa memoria activa, que recalcula la edad de la materia y el porvenir de un proceso que se expande hacía la creatividad y el deseo, el deseo lúdico que teje tramas en el tiempo y el espacio. Gema primera y originaria naciendo, una y otra vez, en los rayos de la memoria, hacía la infancia, cristalina y viva.






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