miércoles, 23 de abril de 2014


Dobles
Los vídeos Dobles y Los sonidos de atrás de Leticia Obeid se exhiben actualmente en las salas del museo Caraffa. Ambos transitan una zona indefinida entre el documental y el vídeo arte. En esa intersección de géneros la artista propone una poética que se construye simbióticamente entre historia y afectividad, entre realidad y ficción.
Dobles se compone de un conjunto de atractivas entrevistas a populares actores del doblaje mexicano que, en primera instancia, sorprenden por la originalidad de la temática y en segunda por el valor conceptual del material simbólico que se descubre detrás de la pantalla del cine y la televisión. Dobles funciona como un espejo, quizás como el espejo de Alicia, donde Obeid invierte lo que vemos, para mostrar lo que escuchamos. Estos actores no son meros traductores mecánicos que atienden las normas de un lenguaje diseñado, sino que son intérpretes sumamente creativos. La práctica actoral del doblaje supone una conciencia extrema de la expresión, cada uno de los entrevistados advierte sobre la importancia de su trabajo, al mostrar la oculta tarea de sus palabras. Palabras que lentamente se convierten en la afirmación de sus propios gestos y develan los variados sentidos del habla según su idioma, afección, sonido y modulación.
Dobles se compone de cinco entrevistas donde aparecen los rostros de Humberto Vélez, Dulce Guerrero, Francisco Colmenero, Marina Huerta y Jorge “Tata” Arvizu. Ellos trasladan sus voces a conocidos personajes como Homero Simpson, la princesa Fiona, papá Pitufo, Marge Simpson y Pedro Picapiedra, entre otros. Los relatos de los actores son tan apasionados y vivaces que les concedemos la virtud de ser protagonistas principales de cada guión, el merito de haber dado existencia a muchos entrañables personajes.
Obeid descubre y señala un limbo sobreviviente en esos estudios de grabación entre salas de ensayos y consolas de sonido. Un reducto para el espectador donde se originan  experiencias cotidianas, recuerdos infantiles, huellas de una generación o afinidades emocionales. La memoria parece aquí enredarse, confundirse con el lenguaje y transformarlo en cuerpo propio. Una matriz imaginaria recompone las fantasías y cada ficción nos devuelve una realidad posible, una realidad vívida.
En el otro vídeo expuesto Los sonidos de atrás Humberto Vélez junto a un asistente imparten una clase de doblaje. La alumna y los docentes se encuentran en un estudio de grabación, ella repite una y otra vez las palabras que acompañaran el rostro de una asesina en una película extranjera. Modula su voz mientras observa a una sensual mujer proyectada en la pantalla. A cada segundo la imagen se detiene, la boca y la mirada de la actriz se desdibujan mostrando un gesto grotesco, la fracción de segundo que la edición ya no podrá volver a unir.




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