viernes, 5 de octubre de 2018

Puntos cardinales: márgenes para un mundo propio


La historia del paisaje y la historia de la representación se retroalimentan desde sus orígenes, diferentes fusiones, significados y caminos modelan y ordenan su relación que, más allá de las numerosas variaciones socio-culturales, nos acompaña hasta nuestros días. Evidentemente, la importancia radica no sólo en la investigación proveniente de la realidad, la posibilidad de observar e indagar el mundo que nos rodea, sino también en conocer algo más sobre nosotros mismos; nuestro sistema perceptivo y sensibilidad. Entre el paisaje y el artista se teje una relación aún más molecular e intensa y es aquella que anuda la visión a la materia. Son hermosas las notas que Irene Kopelman, autora de la exposición Puntos Cardinales, realiza en el contexto de sus exploraciones, ella nos cuenta sorprendida que ha logrado  reconocer el paredón donde antes estuvo dibujando y escribe: …se ha vuelto tan parte de mi sistema perceptivo que no hay margen de error en la locación. Me duermo viendo líneas en una superficie roja, es impresionante, nunca deja de impresionarme lo que el dibujo hace en nuestro sistema. La idea de reconocimiento es poética en su trabajo, con diferentes situaciones artísticas, dibujos, pinturas y esculturas, Kopelman ensambla un territorio en los límites de una nueva geografía: en Pampa de Achala y Sierras Chicas, en Ischigualasto y una zona cercana a Jáchal, San Juan, finalmente, en Puerto Madryn. El sentido de su mapa, las operaciones espaciales que en él se plantean, excluye la posibilidad de un recorrido lineal. Los reiterados dibujos y esquemas que se repiten, sesión tras sesión, en un sitio determinado o a una especie particular, florecen a la luz de la insistencia de Kopelman frente a la inestabilidad del mundo. Su relación con la ciencia, su constante apertura al campo del conocimiento, obedece a un interés por rescatar del último extracto jerárquico, tanto teórico como fenoménico, a las irregularidades detectadas según ciertas normas epistemológicas, su heurística no obedece patrones pero los reconoce para evadirlo. Con su método dejamos atrás la retícula geométrica, el modelo abstracto y matemático moderno, aunque queremos entender lo que la piedra tiene de mineral o la raíz de vegetal también investigamos el lenguaje de sus formas, sus diferencias y singularidades en un universo complejo y fractal. Saber hasta donde llega la ciencia, hasta donde el arte, el ojo y la mano, observando y dibujando una y otra vez.







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