domingo, 10 de marzo de 2013


El espacio propio (o la maquina geométrica)


La primera vez que Eduardo Moisset de Espanés presentó sus obras geométricas fue en la exposición Investigaciones Visuales, en 1961. A partir de ese momento, una intensa búsqueda se manifestó en paradigmáticas pinturas: arquitecturas imposibles en un  tiempo y espacio que exceden, nuestra capacidad habitual, para imaginar universos físicos.  
El origen de sus investigaciones fue signado por el particular desvió del juego. Diversas propuestas lúdicas animaban al joven Moisset de Espanés a diseñar árboles lógicos, que se desplegaban en ilimitadas ramificaciones, según una ley elemental de procedimiento simple.  En una entrevista dice “yo me pasaba todo el día dibujando… me podían estar dando una clase de historia interesante, o de cualquier cosa y yo estaba dibujando, me distraía y dibujaba.”[1] Allí, en esos instantes de cavilación, comenzó a delinear las bifurcaciones de un pensamiento que ya nunca se separaría de las formas.
En sus Investigaciones Filosóficas Ludwig Wittgenstein delibera acerca del lenguaje considerando sus diferentes usos y el conjunto de reglas con la cual se desarrollan en un dominio determinado. A estos comportamientos, el filósofo austríaco, los denomina juegos de lenguaje. Moisset de Espanés construye el suyo, con reglas precisas que sintetizan otros lenguajes: conceptos matemáticos, complejas lógicas formales, principios de la teoría de fractales, concepciones espaciales de las geometrías no euclidianas, el ritmo atonal de la música dodecafónica y el riguroso preciosismo de la arquitectura. También, otros elementos pueden pensarse, en las articulaciones de esta habla intrigante y complejo, como las coordenadas interactivas en el territorio de la vanguardia argentina: el polémico movimiento de artistas concretos, la mítica revista Arturo, publicada por única vez en 1944, las creaciones futuristas de MADI y el perceptismo visual.  
Los espacios moissetanos, según la ley de crecimiento que él mismo aplicó a todos sus procedimientos geométricos, se caracterizan por reiterarse y extenderse. El límite de crecimiento es la sugerencia que el tiempo dispone para su autor, considerando a este programa de creación como la principal heurística para la selección adecuada de cada espacio factible, real.
Más allá, del sofisticado procedimiento pictórico-matemático que implica su trabajo,[2] la obra del artista cordobés, supone ese instante de cavilación despreocupada y originaria, donde la intuición se ha desplegado para convertirse en una poética. La maquinaria geométrica de Moisset de Espanés es el despliegue de una única idea. El movimiento constante de un pensamiento primero que nunca concluye y siempre se despliega en el espacio construyéndolo, inventándolo.
En el ondulante movimiento de sus espacios ultra-barrocos se mantiene intacta la luz del origen donde la intuición se advirtió por primera vez. La ciencia, el conocimiento y las teorías acerca del mundo, se transcriben en su obra como un programa posible para el arte. Un encuentro, arte y ciencia, que también puede ser entendido y analizado como un lenguaje particular y no tanto como una combinatoria circunstancial.
El espectador, también tiene una vía abierta a esa experiencia, en la percepción de extravagantes sensaciones visuales, de líneas en movimientos, puntos huyendo, planos rebatiéndose: la geometría del cartesianismo clásico, diluyéndose.  
La visualidad es interrogada acerca de sus límites, cada vez que, una elegante y sinuosa geometría nos penetra. La obra de Moisset de Espanés en su esfuerzo extremo de racionalidad, disloca el pensamiento y propone nuevos horizontes.
Veo, en esas superficies de volúmenes intensos, a un hombre apasionado y geométrico, día tras día, hora tras hora, construyendo una morada para que su idea anuncie la eternidad. Veo, también, la posibilidad inmensa de las cosas simples desplegándose y pienso, con Moisset de Espanés, que un instante, un segundo, una mínima fracción del tiempo, puede tomar la consistencia majestuosa de lo inabarcable ¿Será la infancia, el amor, la alegría o el nacimiento lo que encendido nos arremete y allí, en el abismo nos obliga a reincidir; punto sobre punto, línea sobre línea, dirigiendo urgentemente la vida hacia el arte?



[1] Entrevista realizada por Carina Cagnolo y Mariana Robles publicada en el catálogo de la exposición. P.p. 41 y 42.  Museo Caraffa. Córdoba. 2012
[2] Los artículos ¿Qué es una serie numérica? de Carina Cagnolo y ¿Qué son los “Cuadrados Mágicos? De Eduardo Moisset de Espanés, incluidos en el catálogo de la exposición, ofrecen los conceptos principales del método desarrollado para la construcción de las pinturas.