El espacio propio (o la maquina geométrica)
La primera vez que Eduardo Moisset de Espanés presentó sus obras
geométricas fue en la exposición Investigaciones
Visuales, en 1961. A partir de ese
momento, una intensa búsqueda se manifestó en paradigmáticas pinturas:
arquitecturas imposibles en un tiempo y
espacio que exceden, nuestra capacidad habitual, para imaginar universos
físicos.
El origen de sus investigaciones fue signado por el particular
desvió del juego. Diversas propuestas lúdicas animaban al joven Moisset de Espanés
a diseñar árboles lógicos, que se desplegaban en ilimitadas ramificaciones,
según una ley elemental de procedimiento simple. En una entrevista dice “yo me pasaba todo el
día dibujando… me podían estar dando una clase de historia interesante, o de
cualquier cosa y yo estaba dibujando, me distraía y dibujaba.”[1] Allí, en esos instantes de
cavilación, comenzó a delinear las bifurcaciones de un pensamiento que ya nunca
se separaría de las formas.
En sus Investigaciones Filosóficas
Ludwig Wittgenstein delibera acerca del lenguaje considerando sus diferentes
usos y el conjunto de reglas con la cual se desarrollan en un dominio
determinado. A estos comportamientos, el filósofo austríaco, los denomina juegos
de lenguaje. Moisset de Espanés construye el suyo, con reglas precisas que
sintetizan otros lenguajes: conceptos matemáticos, complejas lógicas formales, principios
de la teoría de fractales, concepciones espaciales de las geometrías no
euclidianas, el ritmo atonal de la música dodecafónica y el riguroso
preciosismo de la arquitectura. También, otros elementos pueden pensarse, en
las articulaciones de esta habla intrigante y complejo, como las coordenadas
interactivas en el territorio de la vanguardia argentina: el polémico movimiento
de artistas concretos, la mítica revista Arturo,
publicada por única vez en 1944, las creaciones futuristas de MADI y el
perceptismo visual.
Los espacios moissetanos, según la ley de crecimiento que él mismo
aplicó a todos sus procedimientos geométricos, se caracterizan por reiterarse y
extenderse. El límite de crecimiento es la sugerencia que el tiempo dispone
para su autor, considerando a este programa de creación como la principal heurística
para la selección adecuada de cada espacio factible, real.
Más allá, del sofisticado procedimiento pictórico-matemático que
implica su trabajo,[2] la
obra del artista cordobés, supone ese instante de cavilación despreocupada y
originaria, donde la intuición se ha desplegado para convertirse en una
poética. La maquinaria geométrica de Moisset de Espanés es el despliegue de una
única idea. El movimiento constante de un pensamiento primero que nunca
concluye y siempre se despliega en el espacio construyéndolo, inventándolo.
En el ondulante movimiento de sus espacios ultra-barrocos se
mantiene intacta la luz del origen donde la intuición se advirtió por primera
vez. La ciencia, el conocimiento y las teorías acerca del mundo, se transcriben
en su obra como un programa posible para el arte. Un encuentro, arte y ciencia,
que también puede ser entendido y analizado como un lenguaje particular y no
tanto como una combinatoria circunstancial.
El espectador, también tiene una vía abierta a esa experiencia,
en la percepción de extravagantes sensaciones visuales, de líneas en
movimientos, puntos huyendo, planos rebatiéndose: la geometría del
cartesianismo clásico, diluyéndose.
La visualidad es interrogada acerca de sus límites, cada vez que,
una elegante y sinuosa geometría nos penetra. La obra de Moisset de Espanés en
su esfuerzo extremo de racionalidad, disloca el pensamiento y propone nuevos
horizontes.
Veo, en esas superficies de volúmenes intensos, a un hombre
apasionado y geométrico, día tras día, hora tras hora, construyendo una morada
para que su idea anuncie la eternidad. Veo, también, la posibilidad inmensa de
las cosas simples desplegándose y pienso, con Moisset de Espanés, que un
instante, un segundo, una mínima fracción del tiempo, puede tomar la consistencia
majestuosa de lo inabarcable ¿Será la infancia, el amor, la alegría o el
nacimiento lo que encendido nos arremete y allí, en el abismo nos obliga a reincidir;
punto sobre punto, línea sobre línea, dirigiendo urgentemente la vida hacia el
arte?
[1]
Entrevista realizada por Carina Cagnolo y Mariana Robles publicada en el
catálogo de la exposición. P.p. 41 y 42. Museo Caraffa. Córdoba. 2012
[2]
Los artículos ¿Qué es una serie numérica? de Carina Cagnolo y ¿Qué son los “Cuadrados
Mágicos? De Eduardo Moisset de Espanés, incluidos en el catálogo de la exposición,
ofrecen los conceptos principales del método desarrollado para la construcción de
las pinturas.
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