El
ojo invisible de la materia
Los
gorriones vistos de tan cerca tenían
un
aspecto verdaderamente monstruoso.
Girogio
de Chirico (Hebdómeros)
El
plano de la hoja, los espacios de una escultura, los negros intensos
de un grabado, los dibujos con oleo sobre un papel o cualquier otro
atributo de la trama visual son, sin duda, momentos de un lenguaje
autónomo. La obra ordena una dimensión de la realidad, que no es
una representación de ella pero, sin embargo, la invoca
secretamente. El límite de cada obra es el límite del mundo, porque
fuera de las singularidades nacidas en la trama visual, el orden de
las cosas depende de la mirada: de un ojo humano encarnado en un
cuerpo. Una perspectiva particular que convierte los significados
dados, naturalizados, en nuevas formas poéticas.
En
las obras de José Benito, la materia ya contiene ese sentido
vertiginoso del decir, la dimensión metafísica para crear un mundo,
el poder transformador de cambiar las pupilas por lenguas. La obra es
la puesta en evidencia de las ideas que impregnan esa sustancia, que
la organizan en el génesis de la visión, para otorgarle entidad,
entre las cosas que existen.
Específicamente,
en el caso de Benito, las texturas se presentan a la mirada, como una
membrana primaria. Las rugosidades, las líneas o las hendiduras
componen complejas superficies, laberintos que no acaban nunca. Esas
geografías son pieles, que protegen las no-formas del origen, la
inexistencia de lo existente, lo invisible. Aferrada a la materia, la
epidermis texturada de un dibujo o una escultura provoca erupciones
que develan sutilmente su interior pero también esconde, un
misterio.
El
desarrollo de variadas técnicas y formatos, la potencia híbrida de
su lenguaje y la constante creación, son características que sitúan
al artista en el campo de la invención constructiva. Así, Benito
habita el laberinto donde los arquetipos primeros y las geometrías
ancestrales revelan una incesante vocación por el origen; por
aquello que nunca perderá su esencia.
Una
y otra vez, lo mismo aparece y al hacerlo, se diferencia. En el seno
de la creación y en la persistencia de la imagen, confiamos en la
visión que todo lo abre.
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