Dobles
Los vídeos Dobles y Los sonidos de atrás de Leticia Obeid se
exhiben actualmente en las salas del museo Caraffa. Ambos transitan una zona
indefinida entre el documental y el vídeo arte. En esa intersección de géneros la
artista propone una poética que se construye simbióticamente entre historia y afectividad,
entre realidad y ficción.
Dobles se compone de un
conjunto de atractivas entrevistas a populares actores del doblaje mexicano que,
en primera instancia, sorprenden por la originalidad de la temática y en
segunda por el valor conceptual del material simbólico que se descubre detrás
de la pantalla del cine y la televisión. Dobles
funciona como un espejo, quizás como el espejo de Alicia, donde Obeid invierte
lo que vemos, para mostrar lo que escuchamos. Estos actores no son meros
traductores mecánicos que atienden las normas de un lenguaje diseñado, sino que
son intérpretes sumamente creativos. La práctica actoral del doblaje supone una
conciencia extrema de la expresión, cada uno de los entrevistados advierte sobre
la importancia de su trabajo, al mostrar la oculta tarea de sus palabras. Palabras
que lentamente se convierten en la afirmación de sus propios gestos y develan
los variados sentidos del habla según su idioma, afección, sonido y modulación.
Dobles se compone de cinco
entrevistas donde aparecen los rostros de Humberto Vélez, Dulce Guerrero,
Francisco Colmenero, Marina Huerta y Jorge “Tata” Arvizu. Ellos trasladan sus voces
a conocidos personajes como Homero Simpson, la princesa Fiona, papá Pitufo, Marge
Simpson y Pedro Picapiedra, entre otros. Los relatos de los actores son tan
apasionados y vivaces que les concedemos la virtud de ser protagonistas principales
de cada guión, el merito de haber dado existencia a muchos entrañables
personajes.
Obeid descubre y señala un limbo sobreviviente
en esos estudios de grabación entre salas de ensayos y consolas de sonido. Un
reducto para el espectador donde se originan experiencias cotidianas, recuerdos infantiles,
huellas de una generación o afinidades emocionales. La memoria parece aquí
enredarse, confundirse con el lenguaje y transformarlo en cuerpo propio. Una
matriz imaginaria recompone las fantasías y cada ficción nos devuelve una
realidad posible, una realidad vívida.
En el otro vídeo expuesto Los sonidos
de atrás Humberto Vélez junto a un asistente imparten una clase de
doblaje. La alumna y los docentes se encuentran en un estudio de grabación,
ella repite una y otra vez las palabras que acompañaran el rostro de una
asesina en una película extranjera. Modula su voz mientras observa a una
sensual mujer proyectada en la pantalla. A cada segundo la imagen se detiene,
la boca y la mirada de la actriz se desdibujan mostrando un gesto grotesco, la fracción
de segundo que la edición ya no podrá volver a unir.
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