Otras voces
Dobles de Leticia El Halli Obeid
Según toda apariencia,
el artista actúa a la manera
de un médium que, desde
el laberinto,
al otro lado del tiempo
y del espacio,
busca su camino hacia un
claro.
Marcel Duchamp
Si el camino hacia el claro, se busca desde el laberinto, al otro
lado del tiempo y del espacio suponiendo que en la distancia entreverada de
oscuridad algo se alumbra, el arte se
afirma creando el futuro, aunque a primera vista este no anuncié mucho más que
lo predecible. Quizás una de las formas más bellas de hacerlo coincida con la
verdad inagotable de las percepciones iniciales: la visión de los primeros
juegos o los sonidos que se repetían cada tarde, ahora atmósferas de un largo sueño.
Es probable que en esa arquitectura sin linealidad detectemos una luz y aquello
que el transcurso del tiempo convirtió en recuerdo.
El vídeo “Dobles” de
Leticia El Halli Obeid convoca las tonalidades de una memoria emotiva que en
principio resuenan en las coordenadas colectivas pero que también afectan el
recuerdo en sus fibras íntimas. Una interesante tensión entre los aspectos
sociológicos y psicológicos atraviesa el documental donde se muestra a los intérpretes
del doblaje mexicano más populares de la industria. Por un lado nos encontramos
con un submundo de actores que hacen de su voz un intérprete perfecto no sólo
por el rigor y la seriedad con la que experimentan su trabajo sino también por
la capacidad para lograr una fusión perfecta entre la voz propia y el cuerpo
ajeno. Por otro lado el espectador sonriente descubre el rostro de voces
encarnadas en la reiteración y la persistencia. Así “Dobles” pone en evidencia
mecanismos de naturalización vinculados a la trama de lo virtual como el cine o
la televisión: reptantes que invaden la realidad hasta confundirse en ella.
En el transcurso de las entrevistas, en la revelación del rostro,
nuestro shock se potencia. Descubrimos
que la voz de Marge Simpon o la Princesa Fiona surgen de un cuerpo humano antes
oculto, de un sujeto particular como el de Dulce Guerrero o Marina Huerta que en
el abandono de sí mismas se convierten en otras. Esas construcciones, esos
Frankenstein, productos de la técnica y sus habilidades para el montaje,
efectúan el artilugio necesario, para afirmar en esos aparatos la representación
de una unidad.
En el intersticio donde las palabras dejan de pertenecer al orden
del intelecto y el lenguaje recobra la significancia carnal, “Dobles” acierta
en la búsqueda de gestos que ordenan cada fragmento.
Las entrevistas revelan ese mundo que desconocemos y nos advierten
que el poder, efectivamente, habita en todas partes. En algunas ocasiones los intérpretes
modifican los libretos, traducen los contenidos o dan vida a esos personajes que
son doblados para América Latina. Surgen nuevos sentidos, a veces muy lejanos
al original, las pausas, los silencios, los colores de las voces olvidan la
referencia.
En un nuevo vídeo de Obeid “Los sonidos de atrás”, también
instalado en las salas del Museo Caraffa, Humberto Velez imparte sus clases. El
actor señala a su alumna, en un ademán efusivo, que su tono de voz tan suave no
responde con las características del personaje y que además no olvide que
nosotros somos latinos, apasionados y exagerados. Así el actor invoca un habla
persistente más allá del poder, de un doblaje que no es y de unos dobles que no
somos.
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