Eva Finquelstein y los archivos
impuros
Un
blog denominado Titulo conforma el
extenso archivo de Eva Ana Finkelstein, una joven artista cordobesa abocada a
la perfomance y el vídeo arte. Título
nació en el contexto del ciclo Aún sin título coordinado y gestionado,
desde 2011, por Soledad Sánchez Goldar, referente ineludible del arte de acción
en Córdoba.
Antes
de cada video, o en ese orden impreciso que regula la web, Finquelstein se
ocupa de indicar y especificar el contenido de las entradas, aclarando instancias
técnicas y conceptuales para un recorrido posible de su trabajo.
Alrededor
de 20 piezas constituyen el blog con sus respectivos índices. Cada partitura
medial, cada película, tiene una duración promedio de 45’ y son videos-collages
compuestos por registros realizados en situaciones diversas: perfomance,
eventos sociales, inauguraciones,
ensayos, archivos de la web, obras de diferentes artistas, autobiografías
y una gran cantidad de citas del mundo del arte.
Un
grupo conformado por Lucrecia Requena, Jesica
Marcantoni y Mel Pasardi protagonizan las mayorías de las acciones. Las tres
artistas, cada una con un reconocible lenguaje corporal, aportan la potencia de
sus cuerpos, aquello que el movimiento inscribió con particular brillo en la
piel.
Por
su parte, Finquelstein ejecuta la pieza como una gran editora, cada pequeña
pieza integra un texto inmenso. Esa narración magnánima, inabarcable, funciona
como archivo pero también como relato autobiográfico. Así, en el epicentro de Título ocurre al mismo tiempo la
Historia y la historia, como torbellino
o espuma de la creación.
Quizás
suene algo inapropiado o contradictorio ¿qué significa participar al mismo
tiempo de la Historia y la historia? ¿No es acaso la redundancia sólo un juego
de lenguaje?
Lo que
propongo es que la Historia, el término con mayúscula, representa el intento de
generar un relato objetivo de los hechos: con un aparato formal de categorías y
conceptos se obtiene cierta regularidad y explicación que, suponemos, se
corresponde con la verdad. La historia, con minúscula, es la aparición de
acontecimientos mínimos y singulares que representan a una minoría o a su
referente, y su valor de verdad es la experiencia.
La
impureza, constitutiva de estos archivos, no sólo obedece a una estrategia
formal sino que, en primera instancia, satisface el deseo de Eva de encarnar su
propia historia. El nudo biográfico de sus archivos, la máquina visceral, que
los pone en movimiento se corresponde con la tensión constitutiva del arte contemporáneo,
en general, y la perfomance y vídeo arte, en particular.
Ambos
fenómenos, perfomance y vídeo arte, apelan a la temporalidad de lo vivido y al
espacio propio construyendo sinfonías políticas que se alojan en atmosferas
existenciales diversas. Como manifestaciones contemporáneas son esencialmente
críticas del mundo del arte, de sus pretensiones hegemónicas, propagadas en museos,
galerías, bienales, aparatos conceptuales, políticas culturales e inclusive de los
propios artistas. Pero el modo en que la crítica se dispone, o aparece, no es sencillamente
como mera reacción o enunciación objetiva de lo negado sino como absoluta
encarnación.
Siento
luego existo. Los cuerpos están siempre allí para confirmar nuestra existencia.
Siempre hay cuerpos, porque sin cuerpo no hay mundo, ni mundo del arte, ni
ningún otro mundo posible. Lo dado para la perfomance no es el espacio-tiempo
de la física, ni el cuerpo de la biología o la ciencia sino cada uno de
nuestros cuerpos sintientes.
En
el archivo de Finquelstein se juntan, en la sistematización misma de un archivo,
las formas y métodos que posibilitan las estructuras narrativas de la Historia,
sus modelos cognitivos abstractos, con la mirada singular de quien organiza
dicho archivo. En esa coordenada no sólo ocurre un fenómeno creativo sino
también poético, rítmico, que enuncia en su propia lógica material un arte local
factible.
Un
arte local que no se mide a sí mismo en términos de emergencia, marginalidad o periferia
sino como centralidad invaluable de su existir. Advierte y afirma: el mundo del
arte pervive en mi sangre y no a la inversa, mi cuerpo no es recipiente neutro
de nociones ajenas es él quien otorga vida a cada enunciado, a cada posible
término de una teoría.
En
este sentido las cita, los juegos o referencias que fluctúan por ese universo
inabarcable denominado Título, modifica
radicalmente el entorno de la cita, para que lo mencionado ingrese al cuerpo de
la obra, convirtiéndose en ella, en su sustancia concreta.
En
sus archivos impuros Finquelstein descubre una nueva forma de “antropofagia”,
una versión pop a la antropofagia de Oswald de Andrade, manifiesto central de las
vanguardias brasileras. El monstruo que todo lo engulle es un ordenador, un
espacio virtual, que lo digiere rápidamente, y lo destruye con sus sombras de
olvido.
En
“Imágenes de América Látina” Raúl Antelo nos recuerda que en Brasil, en la
década del 30, las vanguardias traducían impuramente Sigmundo y no Sigmund,
refiriéndose a Freud. Reafirmando que, ninguna lectura o interpretación es independiente
de la posición de un cuerpo, de un lector. La supuesta transparencia
interpretativa se contamina de visiones que la modifican pero que también
mantienen vivo el tejido simbólico. La “o” que interviene el nombre real
inventa un nuevo mundo en ese límite que consideramos el nombre propio,
enriquece la identidad y el bagaje de sus teorías.
El
capítulo diez del blog Título se denomina
Valter Veenjamin y confirma la apropiación, la teoría que habita la
musculatura, los huesos, los ojos de quien siente. El entrecruzamiento entre la Historia y la
historia actualiza la operación de la cita colocando el nudo vivencial como
primer aparato interpretativo, no sólo del arte sino del mundo simbólico que
nos atraviesa.
En
este sentido, la tradición, el establishment
del arte contemporáneo y el mercado pierden,
en un giro perfomático, sus preciadas cualidades de originalidad y valor
confundiéndose con lo engullido y apropiado.
Bataille
opone lo alto a lo bajo y descubre que las imágenes reservan un duplicado de un
mundo que se erigió sometiendo y reprimiendo en nombre de una racionalidad
luminosa. La cabeza protege esa razón antropológica de un mundo en decadencia
mientras los cuerpos buscan refugio en la poesía y el arte. Lo bajo ese imperio
bello donde prospera el barro y las raíces se apoderó de él y con una hermosa
obra sello su pacto con el cuerpo y la carne. Las ideas viven en el corazón y
son impuras como nuestra confusión en el abrazo. Titulo, es el título de un blog-archivo que ha perdido la cabeza para
habitar las impurezas de lo que minuto
minuta circula el espacio e
inventa la vida; de lo que hay y se acepta pero también se quiere y se festeja.
No hay comentarios:
Publicar un comentario