El futuro de las miniaturas
Quisiera que una luz curativa
se posara sobre cada cuerpo
y los fluidos
corran como ríos limpios
Roberta Iannamico
Artefactos
circulares, ondulantes y fluorescentes dibujan con variados materiales, al
mismo tiempo, dimensiones orgánicas y maquinales, estructuras minimalistas
entre reflejos de acrílico y plata. Ensambles, tubos, geometrías, palabras,
transparencias configuran la cartografía inconfundible de Supuesto, el sello de joyería contemporánea de la artista Rocío
Moreno. Sus artilugios fluctúan entre la escultura y el ornamento, sus piezas
son sistemas complejos que conducen a nuestros sentidos a una barrera
perceptiva, la visión se pierde y confunde entra los laberintos de un objeto
misterioso. Las extrañas esculturas que pueden ser montadas sobre el cuerpo se
despliegan morfológicamente con la intensidad semántica de un código o un instrumento
de experimentación científica. Su fuente de inspiración podría detectarse en
probetas o tubos de ensayos, pero también en las arterias del propio cuerpo.
Arterias que conectan y enlazan el interior oculto de nuestras venas y
circuitos sanguíneos, por donde la vida circula y se moviliza. Las joyas de
Moreno se adhieren a las prendas, broches y collares o en a la piel, pendientes
y anillos, en el espacio exterior y visible simulan una maqueta inquietante como
las tuberías vitales que nos habitan. Dice Jean-Louis Déotte, en la época de
los artefactos: Hacer de lo arcaico un
destino. Desear el retorno de lo arcaico, pero con trazos modernos. En ese
mismo sentido, las complejas piezas de Supuesto
emancipan las coordenadas arcaicas del cuerpo en los trazos modernos de la
joyería contemporánea.
Por otro lado,
descubrimos pequeños letreros, estructuras textuales con de potentes enunciados;
parodia poética de los mensajes publicitarios de una gran metrópolis o de la
cartelería a los costados de una autopista, donde el mercado acecha con sus
insignias pregnantes e insistentes. Sin embargo, las miniaturas escriturales de
Moreno, acompañadas de una tela roja y sostenidas por un esqueleto de plata
son, más bien, fragmentos para una locación fílmica de David Lynch, donde las
sombras de las cosas revelan otro significado o invierten la linealidad de lo
real. Así, la joya ostenta una arquitectura que al imaginarla gigante
propulsaría, al modo del arte MADI de Gyula Kosice, movimiento a la quietud
decorativa. Ciencia ficción, mundos posibles, universos paralelos en los
reflejos de materias futuristas que se encienden con cada pieza.
Las joyas no
son estáticas remiten a la posibilidad de un juego que se realiza en la
combinación de materiales y los reflejos que ellos nos propician, en las composiciones
arriesgadas y preciosas de los colores. En la formación morfológica de ese
reino de tuberías donde las cosas parecen nacer y expandirse desde un cordón
umbilical de acrílico: naturaleza artificial, joyería ciborg, adornos para un
futuro.
La palabra es
profusa, en toda su obra, y pone en evidencia cierta relación con el tiempo transcurrido.
La idea de espera aparece plegada y plagada en formas ornamentales que imitan el
orden de los números de quien aguarda para ser atendido. Ese tiempo de perdida
que, la artista evoca como un mantra, en muchos de sus trabajos, supone el
período lúdico y creativo, el espacio en la cronología propia donde el arte
prospera. Mientras el capital acumula, el arte derrocha. La espera, entonces, invierte
los tiempos lineales del capital para convertirlo en potencia creativa, horizonte
de nuevas experiencias. Entre las joyas de tubos coloridos y los letreros
encontramos, también, prendedores que son portarretratos ovalados o cuadrados y
que, en algunos casos, los más inquietantes, son retratos donde el modelo luce una
joya de la marca Supuesto, replicando
tautológicamente el objeto real y fotografiado.
La obra de
Rocío Moreno se extiende desde la joyería a sus manifestaciones dentro del
campo de las artes visuales una y otra actividad se retroalimentan reforzando
los injertos artificiales de sus máquinas creativas. Objetos, instalaciones que
cruzan la frontera entre lo usual y lo extraño, descubren operaciones
semánticas que nos predisponen a experimentar la realidad de otros modos. En
toda su obra conviven retazos de cotidianidad con los montajes inciertos que
develan las encrucijadas del diseño y la inventiva, las ficciones que modelan
nuestra vida, corriendo los límites, ampliando los sentidos y proponiendo
nuevas formas de transformar nuestro cuerpo y nuestra mente.
Supuesto es un proyecto amplio que, en su despliegue expansivo, incluye la
creación de un espacio de exhibición y difusión de joyería contemporánea donde
conviven obras de originales joyeros locales como Constanza
Nolé, María Cecilia Kesman, Lucas Pinto Dos Santos, Sol Sieber, Andrea Libovich.
El local ubicado en Barrio Güemes propone un entorno en la ciudad para conocer una
disciplina fascinante que tiene implicancias en el campo del arte y el diseño.
En este contexto el proyecto integral de
Rocío Moreno abarca su obra visual, instalaciones, joyería y espacio de
difusión que se propone abrir el juego, desde las miniaturas del futuro a las
impredecibles derivas arte contemporáneo.
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