Reloj Araña
Silvina Sicoli
Tú eres como ellos, febril, juntando ramitas.
¿Quién negará que coser es esculpir?
¿Qué tejer es esculpir?
También hilar, cavar, anudar, nidificar…
Hacer que aparezca algo donde no había nada es
esculpir.
Jean
Frémon sobre Louise Bourgeois
I
Hilar
Pinturas, cerámicas
y dibujos están hilados al espacio, un bucle de materia informe se libera de
cualquier programa establecido y se enreda en la ondulada cresta de lo abierto.
En el aire, entre cada cosa, flotan los restos de un cuerpo que se arma y desarma,
el movimiento se adivina en partituras. Manos que se extienden en pequeños
objetos artificiales, torsos desarmados, gatos con múltiples ojos, máscaras,
fantasmas; fragmentos de un todo transfigurado en el hilado del sueño. Nace el
tiempo de la araña que imagina y construye mundos en los rincones, en las
ventanas, en los muebles viejos. Antiguos mundos que al mover sus hilos despiertan,
suena en la noche un reloj sonámbulo y animal. La araña teje donde el olvido
aumenta, disminuyendo así las posibilidades de una cronología funcional y enmarcada
en el continuum que ordena los días. Al
revés, como en el espejo de Alicia, el origen y el final se trenzan y se
mezclan, urdimbres de colores en constelaciones infinitas e imposibles, telas
de arañas que suenan, música para insectos hilando refugios de seda.
II
Cavar
El ojo es un
hueco. El ojo es una caverna donde viven las imágenes. Es una geografía
imposible de modelar donde crecen raíces, se encuentran piedras preciosas y se
humedece el barro de la creación. El ojo es una cueva que nació en la
prehistoria y aprendió a mirar como si cazara, pero en realidad el ojo es
cazado por lo que ve. Lo que vemos cava y abre. El ojo es un infinito y un
ínfimo punto; una estrella en la noche abierta o un punto punzando el espacio. Constelación
arácnida cavando los sueños.
III
Anudar
En antiguas comunidades
la memoria se anudaba, quipus, en
nudos almacenaban para el futuro los relatos épicos, la historia. La memoria,
sin duda, es un nudo, se desteje y teje, una y otra vez. ¿Qué clase de memoria
tienen las arañas? ¿Cuál es el aprendizaje de la seda en la tela suministrada
por esos pequeños y poderosos cuerpos ancestrales? Todo se anuda a la materia
en los recuerdos invisibles que siempre necesitan nacer, reiteradamente. Como
un quipu de fragilidad las arañas
escriben, escriben su historia. “Reloj Araña” de Silvina Sicoli anuda las
fantasías a lo real, anotando o traduciendo, la enmarañada escritura de la
memoria y el cuerpo.
IV
Nidificar
La araña vive
en un reloj abandonado, adentro un viejo pájaro cucú habla con la araña; ella
lo envuelve con hilos de seda e inventa la arquitectura de un hogar para seres
desvalidos. “Reloj araña” es un nido, la nidificación artesanal de lo roto.
Alegre, en su desparpajo, diseña un montaje quebradizo de maravillas inútiles,
un paraíso de moradas blandas. El espacio de colores y formas pierde toda
matemática, arriba o abajo el zigzag de anomalías teje, hilvana, pinta, en
síntesis, ensaya una estridencia originaria, un devenir precario hacía los
poético.
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