lunes, 2 de septiembre de 2013

La belleza de reunir lo imposible
Mi película es sobre la felicidad, la inocencia
y la belleza… Se trata de este niño que sube
una montaña y de todas las cosas bellas que ve.
Eso es todo de lo que se trataba.
Agnes Martin
En diferentes oportunidades, he conversado con Julia Romano acerca de su obra. En esas ocasiones ella me dijo que su obra trataba sobre la belleza, que le interesaba ese concepto, como una apropiación personal, más allá de una supuesta negativa o relatividad en el arte contemporáneo. Esta mañana leyendo un texto de Douglas Crimp sobre Agnes Martin , las declaraciones de la artista, acerca de su película Gabriel, me recordó aquella idea de Romano. Gabriel es una película filmada en una montaña, donde en apariencia el paisaje que rodea al protagonista del film sería, de algún modo por su preeminencia, el tema de la película. Martin declara, sin embargo, que su obra se trata de la felicidad, la belleza y la inocencia.
La última obra de Julia Romano “Estudios sobre el paisaje” investiga la posibilidad pictórica y fotográfica del paisaje. Una revisión sobre el concepto que consiste en superponer fotografías de pinturas de paisajes europeos del Siglo XVII y XVIII con fotos de sitios cercanos, de lugares conocidos de la serranía local.
Los paisajes tienen mucha agua, turquesa, azul, esmeralda, montañas, árboles, un aire dorado y nubes incandescentes. Las imágenes son extrañas, el espacio acumulado en el óleo contrasta con el brillo de la actualidad fotografiada, el tiempo es indescifrable, o quizás la duración existe entre los años transcurridos, en la confección de la pintura y la realización del collage digital.
La conversación atemporal, el dialogo que, inaugura Romano, evocaría la continuidad de la historia, aceptando sus contradicciones, sus fisuras y la imposibilidad de una única construcción del paisaje. En la fusión, la artista, descubre: la continuidad y el desvío, lo ajeno y lo propio, el cuerpo (pictórico) y la máquina (fotográfica), lo antiguo y lo nuevo, la pintura y la fotografía. Creando, inventando y proponiendo una imagen diferente.
Una imagen que, no busca encontrarse con el silencio de lo natural sino, más bien, que alegremente sintoniza con el barroco y polifónico concierto del paisaje.
La operación de Romano indagaría, especialmente, en la posibilidad de la contradicción temporal, como contingencia exploratoria de la mirada. El paisaje puede ser investigado como genero infinito, porque las combinaciones disponibles lo son.
Lo que permanece alejado es acercado y en esa torsión, ese movimiento, consiste la belleza. La belleza de reunir lo imposible.


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