domingo, 3 de febrero de 2013


Habitaciones Pobladas

          ¿Dónde están las imágenes? ¿Donde esta nuestra propia imagen? Pienso en las imágenes recreadas por la luz a través de las sombras, en el reflejo de los espejos o en las fotografías atrapadas en el papel. Sólo en las fotografías esta fijo el cuerpo, impreso. Detenido en una arquitectura plana, atrapado lo voluptuoso en un pliegue recortado de papel, en un monitor de computadora, en un back light luminoso y apuntan directamente a los ojos. Por allí quieren entrar nuevamente al cuerpo voluminoso, ingresar por el túnel de la mirada para articularse en el espacio. Aunque después de un procedimiento técnico ellas también se han vuelto cuerpo,  Susan Sontag dice que las obras de arte son “algo […] una obra  de  arte es una cosa en el mundo, y no sólo un texto y un comentario sobre el mundo”, de las fotografías también decimos que son algo, que están allí, sabemos donde buscarlas, indicar sus rasgos materiales, intervenirlas, romperlas, multiplicarlas, ampliarlas y otra serie de acciones que podemos realizar con ellas. Este movimiento propio de las imágenes fotográficas de ser cosa atrapada, reflejo de “algo” corporizado y ser, a su vez, nuevamente cuerpo que produce movimientos en el espacio nos permite encontrarnos.
          Hans Belting, citando a Plinio y a Quintilliano, sostiene “que la primera imagen de una persona fue trazada siguiendo el contorno de su sombra […] No obstante, la mimesis solamente adquiere una dimensión ontológica en el momento en el que evoca un cuerpo ausente. De acuerdo con esta leyenda, la primera creación de la humanidad entera era la representación de una sombra".
El fotógrafo cordobés Gerardo Repetto ha realizado desde el año 2005 una serie de foto – perfomance donde capta la sombra de los cuerpos,  después de un procedimiento técnico que dura entre 6 a 9 horas la sombra de los cuerpos expuestos a la luz - sobre papel fotosensible- quedan marcados. Mientras el cuerpo recostado y dormido se mueve y respira, mientras el modelo gesticula la quietud, la sombra queda atrapada en una infinitud de pliegues que se corresponden a un cuerpo expuesto a la luz.  El cuerpo que ha salido del trance de la duración, cuando se incorpora al movimiento, descubre que no puede corresponderse a la imagen que ha sido generada por su propio volumen. Sin embargo, está en su sombra la huella de su acción, lo desdibujado es el cuerpo durmiendo. El registro fotográfico consiste  en los pliegues de las sombras, un volumen del cuerpo en movimiento, una dimensión intermedia entre la luz y la sombra. 
Otra serie de fotografías con las que habitualmente nos encontramos, en archivos, fotos – deshechos, que no sirven, fotos desdibujadas, imágenes que indagan entre los límites de la objetualidad de la cosa y de la forma de la imagen, pueden ser ejemplos que muestran la paradoja de la cosa y el cuerpo.  De los cuerpos que no pueden  ser claramente delimitados. Los aspectos borroneados de la fotografía son los aspectos sombríos de la memoria, necesitamos de su claridad para cuando hay olvido, pero necesitamos de su oscuridad para cuando hay presencia. El aspecto, el cuerpo de Reppetto, acude a la memoria como aspecto iluminante de la sombra, muestra crudamente el procedimiento en que un cuerpo se corresponde como cosa, es decir muestra la imposibilidad absoluta de un que un cuerpo se vuelva cosa. 
Lo dionisíaco es para él constitutivo de una realidad dudosa. Lo dudoso constituye el corrimiento de los límites. Si no puedo dudar debo sospechar. Si la imagen de mi misma esta establecida fija en algún lugar de las imágenes entonces, ¿no debo dudar de su verdad?
El movimiento de la sombra escapándose de la fijación descubre una arquitectura desdibujada que permite arrebatar al tiempo que muere en los cuerpos. Arrebatarlos de la planicie de la cosa. La despreocupada intromisión de las sombras, el azar, la superposición, despoja al yo de su centralidad. Definido y limitado habita el espacio de los cuerpos y el cuerpo al mismo tiempo, ya no como cosa sino como espacio.
Las imágenes habitadas no es lo que se  delimita en el contorno donde se acaba el cuadro de la fotografía, sino lo que en ella se proyecta hacia el espacio. Habitados por las imágenes crean un horizonte superpuesto entre luz y sombras, entre limitado e ilimitado por las formas, conforman un orden de posibles estadios del mundo circundante donde el cuerpo se mueve y se transforma.
Las fotografías por el camino de lo inexistente preguntan por las existencias. En la obra de Repetto las imágenes quedan impregnadas en las sombras. Una parte del desarrollo explosivo y desinteresado de la posibilidad externa que capta la sombra del cuerpo expuesto a la luz, la luz es la condición de la explosión de la imagen en el soporte. Una huella que se vuelve presencia. La obra de arte, considerada simplemente como obra de arte, es una experiencia, no una afirmación ni la respuesta a una pregunta. Las imágenes del mundo se vuelven sombras de las cosas, intersticios entre la materia y la luz de una zona no delimitada por un línea fija. Las imágenes fotográficas pueden corroer los límites de las cosas y proporcionan paisajes discontinuos entre la percepción de lo que hay, de lo que hubo y lo que posiblemente haya. El ámbito de lo que existe no es un límite material sino el límite inmaterial, la sombra y la luz configurando una sentencia irradiante. Independientemente de lo representado, de la referencia a la cosa, la imagen de la fotografía puede aparecer como un corrimiento de la cosa, extrae de la cosa su rasgo iluminante, su pertenencia al mundo y que en las fotografías en las que estamos citando paradójicamente esa iluminación no es más que sombras. En la primera imagen según sugiere la leyenda relatada por Belting estaba implicada toda la historia de la representación como sombra y como luz, como característica posible de toda futura representación. Más adelantes dice, "El racionalismo griego terminó con esta relación palpable con el cuerpo. Al explicarse el mundo de los sentidos como una apariencia, se despojó a las imágenes de la tarea de la encarnación."3  Las fotografías del surrealismo[1], los collage, el fotomontaje ciertos desfasajes que se distancian de la fotografía publicitaria, procedimientos del error o del azar que apuntan a no provocar nada, son acciones en la interfase entre la sombra y la luz, entre lo dudoso y lo verdadero. "El ojo existe en estado salvaje. Las maravillas de la tierra tienen como único testigo al ojo salvaje que sigue la pista de todos sus colores hasta el arco iris." 5
El conocimiento del arte fotográfico nos obliga a pensar para la fotografía lo que Blanchot pensaba para
el arte en general: "La obra no aporta ni certidumbre ni claridad"; precisamente por eso la imaginación
creadora del receptor puede soñar delante de una foto." 7
"La imagen escribe- Yves Bonnefoy- produce lo imaginario, se presta a sueños, y la fotografía, que
también es una imagen, es en consecuencia no tanto la reproducción del mundo como el punto en que
éste como tal es "refractado" por el sueño, la encrucijada donde podremos decidir que preferimos
nuestro "yo" con sus mitologías, sus penurias, sus fantasías."8
"¿Qué debemos hacer con nuestras imaginaciones? Amarlas, creerlas a tal punto de tener que destruir,
falsificar ... Pero cuando, al final, ellas se revelan vacías, incumplidas, cuando muestran la nada hecha
de la que están hechas, solamente pagar el precio de su verdad, entender que Dulcinea -a quien hemos
salvado- no puede amarnos.9

Susan Sontag, Contra la interpretación. Pp. 48
Antropología de la imagen Hans Belting. pp. 224 y 234
Hans Belting. Antropología de la imagen. 219
Hans Belting. Antropología de la imagen. Ver n° de página
5 breton citado por Rosalind Krauss. La originalidad de la vanguardia y otros mitos modernos, pp 107


6Rosalind 108
Fran9ois Soulages. Estética de la fotografía, pp. 203
idem 204
Giorgio Agamben. Profanaciones 124


Mariana Robles - 2009




[1]

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