Habitaciones Pobladas
¿Dónde están las imágenes? ¿Donde
esta nuestra propia imagen? Pienso en las imágenes recreadas por la luz a
través de las sombras, en el reflejo de los espejos o en las fotografías
atrapadas en el papel. Sólo en las fotografías esta fijo el cuerpo, impreso.
Detenido en una arquitectura plana, atrapado lo voluptuoso en un pliegue
recortado de papel, en un monitor de computadora, en un back light luminoso y
apuntan directamente a los ojos. Por allí quieren entrar nuevamente al cuerpo
voluminoso, ingresar por el túnel de la mirada para articularse en el espacio. Aunque
después de un procedimiento técnico ellas también se han vuelto cuerpo, Susan Sontag dice que las obras de arte son “algo
[…] una obra de arte es una cosa en el mundo, y no sólo un texto y un
comentario sobre el mundo”, de las fotografías también decimos que son algo,
que están allí, sabemos donde buscarlas, indicar sus rasgos materiales,
intervenirlas, romperlas, multiplicarlas, ampliarlas y otra serie de acciones
que podemos realizar con ellas. Este movimiento propio de las imágenes
fotográficas de ser cosa atrapada, reflejo de “algo” corporizado y ser, a su
vez, nuevamente cuerpo que produce movimientos en el espacio nos permite
encontrarnos.
Hans Belting, citando a Plinio y a
Quintilliano, sostiene “que la primera imagen de una persona fue trazada siguiendo el contorno de su
sombra […] No obstante, la mimesis
solamente adquiere una dimensión ontológica en el momento en el que evoca un
cuerpo ausente. De acuerdo con esta leyenda,
la primera creación de la humanidad entera era la representación de una sombra".
El fotógrafo cordobés Gerardo Repetto ha
realizado desde el año 2005 una serie de foto – perfomance donde capta la
sombra de los cuerpos, después de un
procedimiento técnico que dura entre 6 a 9 horas la sombra de los cuerpos
expuestos a la luz - sobre papel fotosensible- quedan marcados. Mientras el
cuerpo recostado y dormido se mueve y respira, mientras el modelo gesticula la
quietud, la sombra queda atrapada en una infinitud de pliegues que se
corresponden a un cuerpo expuesto a la luz. El cuerpo que ha salido del trance de la
duración, cuando se incorpora al movimiento, descubre que no puede
corresponderse a la imagen que ha sido generada por su propio volumen. Sin
embargo, está en su sombra la huella de su acción, lo desdibujado es el cuerpo
durmiendo. El registro fotográfico consiste
en los pliegues de las sombras, un volumen del cuerpo en movimiento, una
dimensión intermedia entre la luz y la sombra.
Otra serie de fotografías con las que
habitualmente nos encontramos, en archivos, fotos – deshechos, que no sirven,
fotos desdibujadas, imágenes que indagan entre los límites de la objetualidad
de la cosa y de la forma de la imagen, pueden ser ejemplos que muestran la
paradoja de la cosa y el cuerpo. De los cuerpos
que no pueden ser claramente
delimitados. Los aspectos borroneados de la fotografía son los aspectos
sombríos de la memoria, necesitamos de su claridad para cuando hay olvido, pero
necesitamos de su oscuridad para cuando hay presencia. El aspecto, el cuerpo de
Reppetto, acude a la memoria como aspecto iluminante de la sombra, muestra
crudamente el procedimiento en que un cuerpo se corresponde como cosa, es decir
muestra la imposibilidad absoluta de un que un cuerpo se vuelva cosa.
Lo dionisíaco es para él constitutivo de una
realidad dudosa. Lo dudoso constituye el corrimiento de los límites. Si no
puedo dudar debo sospechar. Si la imagen de mi misma esta establecida fija en
algún lugar de las imágenes entonces, ¿no debo dudar de su verdad?
El
movimiento de la sombra escapándose de la fijación descubre una arquitectura
desdibujada que permite arrebatar al tiempo que muere en los cuerpos. Arrebatarlos
de la planicie de la cosa. La despreocupada intromisión de las sombras, el
azar, la superposición, despoja al yo de su centralidad. Definido y limitado habita
el espacio
de los cuerpos y el cuerpo al mismo tiempo, ya no como cosa sino como espacio.
Las
imágenes habitadas no es lo que se delimita en el contorno donde se acaba el
cuadro de la fotografía, sino lo que en ella se proyecta hacia el espacio. Habitados
por las imágenes crean un horizonte superpuesto entre luz y sombras, entre
limitado e ilimitado por las formas, conforman un orden de posibles estadios
del mundo circundante donde el cuerpo se mueve y se transforma.
Las fotografías por el camino de
lo inexistente preguntan por las existencias. En la obra de Repetto las
imágenes quedan impregnadas en las sombras. Una parte del desarrollo explosivo
y desinteresado de la posibilidad externa que capta la sombra del cuerpo expuesto a la
luz, la luz es la condición de la explosión de la imagen en el soporte. Una
huella que se vuelve presencia. La obra de arte, considerada simplemente como obra
de arte, es una experiencia, no una afirmación ni la respuesta a una pregunta. Las imágenes del mundo se
vuelven sombras de las cosas, intersticios entre la materia y la luz de una
zona no delimitada por un línea fija. Las imágenes fotográficas pueden
corroer los límites de las cosas y proporcionan paisajes discontinuos entre la percepción de lo que hay, de
lo que hubo y lo que posiblemente haya. El ámbito de lo que existe no es un
límite material
sino el límite inmaterial, la sombra y la luz configurando una sentencia
irradiante. Independientemente
de lo representado, de la referencia a la cosa, la imagen de la fotografía
puede aparecer
como un corrimiento de la cosa, extrae de la cosa su rasgo iluminante, su
pertenencia al mundo y que en las fotografías en las que estamos citando
paradójicamente esa iluminación no es más que sombras. En la primera imagen según
sugiere la leyenda relatada por Belting estaba implicada toda la historia de la representación como sombra
y como luz, como característica posible de toda futura representación. Más
adelantes dice, "El racionalismo griego terminó con esta relación palpable
con el cuerpo. Al explicarse el mundo de los sentidos como una apariencia,
se despojó a las imágenes de la tarea de la encarnación."3 Las fotografías del surrealismo[1], los
collage, el fotomontaje ciertos desfasajes que se distancian de la fotografía
publicitaria, procedimientos del error o del azar que apuntan a no provocar
nada, son acciones en la interfase entre la sombra y la luz, entre lo dudoso y
lo verdadero. "El ojo existe en estado salvaje. Las maravillas de la tierra
tienen como único testigo al ojo salvaje que sigue la pista de todos sus
colores hasta el arco iris." 5
El
conocimiento del arte fotográfico nos obliga a pensar para la fotografía lo que
Blanchot pensaba para
el
arte en general: "La obra no aporta ni certidumbre ni claridad";
precisamente por eso la imaginación
creadora
del receptor puede soñar delante de una foto." 7
"La imagen escribe-
Yves Bonnefoy- produce lo imaginario, se presta a sueños, y la fotografía, que
también
es una imagen, es en consecuencia no tanto la reproducción del mundo como el
punto en que
éste
como tal es "refractado" por el sueño, la encrucijada donde podremos
decidir que preferimos
nuestro
"yo" con sus mitologías, sus penurias, sus fantasías."8
"¿Qué
debemos hacer con nuestras imaginaciones? Amarlas, creerlas a tal punto de
tener que destruir,
falsificar
... Pero cuando, al final, ellas se revelan vacías, incumplidas, cuando
muestran la nada hecha
de la
que están hechas, solamente pagar el precio de su verdad, entender que Dulcinea
-a quien hemos
salvado-
no puede amarnos.9
1 Susan Sontag, Contra la
interpretación. Pp. 48
2 Antropología de la imagen Hans
Belting. pp. 224 y 234
3 Hans Belting. Antropología de la imagen. 219
4 Hans Belting. Antropología de
la imagen. Ver n° de página
5 breton citado por Rosalind
Krauss. La originalidad de la vanguardia y otros mitos modernos, pp 107
6Rosalind 108
7 Fran9ois Soulages. Estética de la fotografía, pp. 203
8 idem 204
9 Giorgio Agamben. Profanaciones
124
Mariana Robles - 2009
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